La plantilla del juzgado de Violencia contra la Mujer, por tanto, «ha de hacer de todo», según denuncia el sindicato USO. Hacen de psicólogas porque las víctimas, en la mayoría de los casos, aparecen destrozadas, sin saber qué hacer ni a dónde acudir. Ellas les asesoran y les dan consuelo. Cuando la que acude a denunciar lo hace con sus hijos porque no tiene con quién dejarlos, estas mujeres se los cuidan. O se desviven por localizar a familiares que se puedan hacer cargo de los menores o de la denunciante.
Aparte de todo eso, no tienen ni un minuto de respiro en toda su amplia jornada laboral. Todos los días se levantan para ir a trabajar sin saber por cuántas horas. Ocho, diez, doce… En un lugar donde nunca pasa nada bueno, en el juzgado de Violencia Contra la Mujer de A Coruña, uno de los dos que hay en Galicia (el otro está en Vigo).
Porque desde que una víctima entra en el juzgado «todo se vuelve urgente», pues el juez debe decretar las medidas en el mismo día. Y si hay menores, se debe decidir con quién se va el niño, si el padre lo puede ver, si este ha de llevar una pulsera telemática… Son muchos los asuntos, autos, decretos que hay que escribir y resolver, como quebrantamientos de condena, órdenes de alejamiento, encargar y recibir informes forenses, entre otras muchas más cosas. «Si el juez contara con más funcionarias, las víctimas recibirían mejor respuesta y apoyo», sostienen.
El colapso y la falta de personal impiden una correcta protección de las maltratadas
En la actualidad, los dos juzgados exclusivos de Violencia contra la mujer de Galicia -Vigo y A Coruña- están más que colapsados, ya que superan los módulos fijados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Disponen de un único juez que asume al mismo tiempo causas penales y civiles, lo que provoca que en muchas ocasiones se tienen que suspender los juicios civiles al coincidir con una medida urgente.
Según USO Xustiza, ambos juzgados deberían disponer de un equipo propio de psicólogos. «A fecha de hoy son los propios trabajadores los que a diario consuelan a las víctimas y también a los menores, ya que hablamos de situaciones con mucha carga emocional y que la sufren personas muy vulnerables que necesitan de un gran apoyo en esos momentos tan duros». Además, la sala coruñesa no dispone de un lugar en el que poder separar a la víctima del maltratador.
La mujer que sufre maltrato debe tener atención psicológica y social
El artículo 19 de la ley integral contra la violencia de género recoge los derechos de asistencias a las víctimas. Entre ellos, destaca que «las mujeres que sufren maltrato tienen derecho a servicios sociales de atención, de emergencia, de apoyo y acogida y de recuperación integral. La organización de estos servicios por parte de las comunidades autónomas y corporaciones locales, responderá a los principios de atención permanente, actuación urgente y especialización de prestaciones». La norma añade que la atención multidisciplinar «implicará especialmente información a las víctimas, atención psicológica, apoyo social, seguimiento de las reclamaciones de los derechos de la mujer, apoyo educativo a la unidad familiar o formación preventiva en los valores de igualdad».